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Cuatro años tejiendo estrategias de incidencia

Por: Juan Bernal - Coordinador para Antioquia

«Al final, lo que queda es abrazarse, confiar en el otro, amar y dejarse amar en medio de la balacera que es la vida”

Fito Páez

Hace cuatro años, días antes de que iniciara la pandemia del COVID-19 en Colombia, Conciudadanía, Viva la Ciudadanía y Pan Para el Mundo, con el apoyo financiero de la Unión Europea, emprendimos el proyecto Tejiendo Acciones Conjuntas (TAC). Este buscó fortalecer las capacidades de redes, plataformas y Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) para la incidencia en políticas públicas, y a su vez afianzar la democracia y los procesos participativos en los municipios de influencia del proyecto.

Nos propusimos impactar a más de 200 organizaciones sociales e instancias de participación en Antioquia y Bogotá, que trabajan temas tan variados como la construcción de paz, el género, la ciudadanía ambiental, el territorio, las juventudes, entre otros, pero que a su vez tienen la participación y la incidencia como ejes centrales de su trabajo.

Este proceso se inició en un contexto adverso, marcado por las limitaciones derivadas de las medidas de confinamiento impuestas por la pandemia. La brecha digital existente en Colombia, especialmente acentuada en las zonas rurales de impacto del proyecto, representó un desafío adicional. Nuestros equipos de trabajo, que hasta entonces no habían implementado herramientas virtuales para el acompañamiento social, tuvieron que adaptarse rápidamente a esta nueva realidad.

Esta situación se convirtió en una oportunidad para acelerar la transición digital y montarnos en el bus de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, adquiriendo el conocimiento y las herramientas necesarias para ampliar nuestro alcance, así como nuestras formas y modelos de actuación. Un ejemplo de ello es el desarrollo de las Escuelas de Liderazgo, en las que la virtualidad nos permitió llegar a más de 500 personas (superando la meta inicial) y a territorios que de manera presencial hubiera sido imposible, por los costos y la logística que esto implicaba.

Sin embargo, algunos aspectos técnicos, como las asesorías y los acompañamientos locales, presentaron mayor dificultad para concretarse en espacios virtuales debido a la falta de equipos y conectividad en algunos territorios. Esto implicó buscar nuevas estrategias para desarrollar las actividades planteadas.

En general, el proyecto identificó y atendió demandas emergentes, como la incorporación de nuevos actores en el proceso y el fortalecimiento de las OSC para participar en política. Esto se tradujo en actividades formativas específicas y en la generación de espacios de diálogo entre diversos actores sociales. También impulsó acciones para cerrar brechas de género, fomentar la inclusión y la representación equitativa, y generar espacios de debate sobre prácticas políticas inclusivas. Transversalmente, promovió estrategias comunicacionales con enfoque de género y juventud, y acciones de planeación estratégica y de sostenibilidad.

A nivel organizativo, reforzó los ejercicios de gobernanza y contribuyó al aumento de capacidades para la formulación de propuestas sectoriales. A nivel social, incentivó la construcción de agendas inclusivas y representativas para incidir en los planes territoriales de desarrollo y en las políticas públicas. En materia de colaboración interinstitucional, promovió el diálogo y facilitó el trabajo conjunto entre diferentes organizaciones y entidades gubernamentales.

 

Encuentro de Juventudes Diversas por la Vida, realizado en Medellín en el 2022.

 

El proyecto puso especial énfasis en el papel de los jóvenes como agentes de cambio. Los Consejos Municipales de Juventud (CMJ) y las Plataformas Municipales de Juventud (PMJ) se convirtieron en espacios clave para el intercambio de ideas y la generación de propuestas alrededor de temas que impactan directamente en la vida de la juventud. Esto ayudó a empoderar a los jóvenes como protagonistas en la construcción de sociedades más inclusivas, democráticas y resilientes. Un ejemplo es el Movimiento Independiente de Jóvenes del Suroeste (MIJOS), fruto del trabajo mancomunado entre el proyecto y los jóvenes organizados de la subregión de Suroeste. Este movimiento ha desarrollado capacidades y se ha posicionado como un actor de cambio que interviene en las transformaciones del territorio. 

El trabajo con las instancias de participación ciudadana como los Consejos Territoriales de Planeación (CTP) y los Consejos de Paz (Conpaz), donde se articulan las voces y demandas de la sociedad civil con los procesos de toma de decisiones a nivel territorial, permitió fortalecer capacidades, diseñar propuestas, incidir y promover una conformación más equitativa, aportando a la consolidación de procesos democráticos más transparentes, inclusivos y efectivos.

En el ámbito del control social, el proyecto logró empoderar a las comunidades para monitorear y evaluar la gestión pública, identificando desafíos y proponiendo soluciones de manera proactiva. Esta capacidad de control ciudadano ha generado una mayor transparencia y rendición de cuentas por parte de las instituciones, aumentando la confianza entre la sociedad y el Estado. Además, el control social permitió identificar y abordar problemas estructurales en diferentes sectores, contribuyendo a la mejora continua de las políticas públicas y al bienestar general de la población.

Se propició y fomentó la participación activa de las mujeres desde sus procesos de base y en el ámbito público, mediante capacitaciones, campañas, espacios de diálogo e intercambio de conocimientos. El Protocolo de Violencias Basadas en Género (VBG) permitió, a través de un trabajo articulado con las organizaciones integrantes de redes y plataformas acompañadas, elaborar un marco para seguir aportando a la disminución de estas violencias, tanto en el ámbito personal como organizacional, y así potenciar la participación democrática e incluyente de todas y todos.

Alejados de imponer una mirada unilateral sobre las implicaciones y logros del proyecto TAC, este número de la revista Pactemos se propone presentar los resultados desde una perspectiva diferente. Buscamos tejer un relato desde las personas que entrelazaron los hilos, desde los actores de cambio que vivieron, compartieron y construyeron. Esta es una posibilidad de leer los cambios e impactos de la mano de las personas que los hicieron posibles. Por eso, les invitamos a leer estos artículos, que relatan no solo los resultados, sino también las experiencias de un grupo de individuos que se atrevieron a mostrarnos, desde su propia óptica, aquello que de otra manera solo se reflejaría en números y porcentajes.

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