San Francisco es un municipio de sexta categoría, ubicado en la Zona Bosques del Oriente antioqueño. Esto muchas veces se traduce en falta de oportunidades, retos para la incidencia efectiva y falta de garantías o condiciones para la participación en espacios institucionales, sobre todo los desarrollados en ámbitos regionales o nacionales. Estas discusiones que permiten accionar y tomar decisiones, siguen sucediendo en espacios citadinizados, con retóricas que desconocen las desventajas existentes en ellos, y los otros esfuerzos por reconocerse y construir colectivamente.

Justamente es lo que venimos intencionado en articulación con municipios como San Luis y Cocorná, donde en ocasiones nos creímos la idea de ser un “Oriente lejano”. A raíz de ello, emprendimos una serie de acciones para el fortalecimiento de una identidad zonal en la que nos entendemos como parte de un Oriente rural, con tradiciones e identidades pueblerinas y campesinas y de acción transformadora.

Lo ya mencionado podríamos nombrarlo como una especie de radiografía social que compartimos muchas y muchos, sin distinguir edades o categorías poblacionales. Pero si a ello le sumamos la titulación “jóvenes”, pues se hace mucho más difícil ser tenidas y tenidos en cuenta.

Sin embargo, es necesario decir que no todo es negativo en este lado de las montañas. Ante una lógica aparentemente desesperanzadora, hemos encontrado en juntarnos y revisar estratégicamente la forma en que nos relacionamos con diversos actores en el territorio, la posibilidad de apostarle a un cambio en ese paradigma de carencias y lejanías sin propuesta. De este modo, y siendo fieles a nuestra lógica de articulación, nos encontramos con el apoyo y acompañamiento de Conciudadanía, a través del proyecto Tejiendo Acciones Conjuntas (TAC), con el cual logramos desarrollar muchas de las ideas que veníamos construyendo y pensando para nuestro municipio.

Enrutándonos hacia el fortalecimiento de las juventudes rurales, campesinas y pueblerinas, nos apoyamos en dicho proyecto para iniciar acciones de encuentro y articulación en el corregimiento de Aquitania, con diversas veredas y el casco urbano del municipio. Nuestro objetivo era reconocer los intereses que nos juntan como jóvenes y, a través de la incidencia e interlocución mediante las Agendas Municipales de Juventud, solicitamos mejorar infraestructuras educativas, dotaciones deportivas y para las artes, entre otras muchas otras demandas que fueron expuestas a las candidaturas a las alcaldías, y posteriormente a los alcaldes electos.

Tuvimos espacios para pensarnos el ser juventudes campesinas o pueblerinas habitando contextos tan rurales como los nuestros, y sobre cómo desde allí también construimos narrativas propias que permiten aportar estas perspectivas en función del territorio. Permanencia, dignidad territorial, salud mental para las juventudes rurales, mejoramiento de infraestructuras y de la calidad de la educación fueron algunas de las temáticas que ampliaron los focos de discusión que se tenían hasta ese momento.

Nos preguntábamos cuál sería la proyección que los dirigentes locales le darían a estos retos que presentamos como jóvenes juiciosamente. También nos interrogábamos sobre si se haría efectiva la convicción de persistir en que estas y las nuevas propuestas o procesos, debían tener resonancia en las decisiones administrativas que se fueran desarrollando.

Encuentro de CMJ y PMJ de la Zona Bosques del Oriente antioqueño, en el año 2022.

Caminar y recorrer el territorio fue otra de las formas que encontramos para seguir consolidando el actuar colectivo que fortalece los procesos juveniles, al sensibilizarnos sobre la importancia de reconocer y proteger los entornos naturales. Con Encuentros Zonales desarrollados entre jóvenes de Cocorná, San Luis, Granada y San Francisco, hablamos del territorio, compartimos experiencias artísticas o de organización juvenil y reflexionamos sobre la historia de conflicto que atravesó nuestra región. También analizamos cómo las apuestas de memoria, a partir de diálogos intergeneracionales, nos siguen aportando para ser comunidades resilientes que insisten en una realidad de paz territorial, donde las gentes seamos tenidas en cuenta para las transformaciones que hacen un mundo más justo.

Finalmente, entendiendo estas lógicas de menosprecio, y relegados a ser parte de una lejanía determinada por otros que no conocen nuestras vivencias, le apostamos a recoger y organizar las reflexiones, propuestas e inconformidades para incidir en diferentes escenarios, tanto los institucionales como los reivindicativos y comunitarios. Insistimos en que la perspectiva de las juventudes de San Francisco y la Zona Bosques del Oriente antioqueño debe tener cabida al momento de pensarse el territorio, entendiendo este como un todo que debe involucrar también nuestros propios sentires.

Como jóvenes de este terruño, proyectamos la necesidad de seguir ocupando espacios en los que, gracias al apoyo y la articulación con Conciudadanía y su proyecto TAC, hemos podido incidir con nuestras propuestas. Estas se han ido consolidando y transmitiendo en diversos escenarios, que catalogamos como logros o puntos de llegada para incidir. Por ejemplo, destacamos ser parte de la Junta Asesora de Juventud de la Unión Europea en Colombia, y que de allí deviniera la posibilidad de participar en la Caracterización de Jóvenes Rurales en Colombia. Nuestra perspectiva del Oriente antioqueño, especialmente de la Zona Bosques, la hemos llevado a diferentes escenarios, porque nos sentimos orgullosas y orgullosos de habitar este territorio, que, aunque lejano para muchos, no podría ser más cercano y poderoso para quienes, como jóvenes, hemos tenido la fortuna de reconocerlo, amarlo y defenderlo.