Un Distrito Agroecológico para el Suroeste antioqueño  

El distrito agroecológico, por su  parte, propone gestionar el suelo rural del Suroeste combinando instrumentos de ordenamiento territorial, ambiental y de la propiedad rural ya existentes, con el impulso de nuevas normas promovidas por el actual Gobierno nacional. Su objetivo es reservar una de las zonas más ricas en biodiversidad del planeta: los bosques del Sur de Antioquia en los Andes Tropicales, reconocidos como KBA (Áreas Claves en Biodiversidad por sus siglas en inglés), las aguas superficiales y los potenciales acuíferos, los territorios de la agricultura, la producción de alimentos y las territorialidades campesinas.   

Las nuevas normativas del Gobierno nacional que han priorizado el distrito agroecológico por encima del minero, están en los ejes de transformación del Plan Nacional de Desarrollo (PND). 

Algunas de ellas son: ordenar el territorio alrededor del agua y el derecho humano a la alimentación, sumado al reconocimiento de los campesinos como sujetos de derechos y de especial protección; las Áreas de Protección para la Producción de Alimentos (APPA); las Territorialidades Campesinas, que  fueron establecidas en la ley 2294 de 2023 del PND 2022 – 2026; los Territorios Campesinos Agroalimentarios (TECAM), en los que se enmarcaría el distrito agroecológico del Suroeste, y las Áreas de Reserva Temporal de los Recursos Naturales Renovables, que son una propuesta más reciente a la ciudadanía y a examen de las entidades de control.  

Además del ordenamiento territorial, se trata de un programa de desarrollo rural que oriente inversiones en temas prioritarios para las comunidades campesinas del Suroeste antioqueño: las vías terciarias y los circuitos viales provinciales que permitan aprovechar las vías 4G, el apoyo a la agricultura familiar campesina, la agroecología, la producción más limpia de alimentos y su comercialización en circuitos cortos, integrarse al paisaje cultural cafetero reconocido por la UNESCO, la protección de los resguardos indígenas, el impulso al turismo en fincas y atractivos naturales, la gestión comunitaria del agua de los acueductos veredales, el desarrollo regenerativo en actividades productivas tradicionales, la seguridad en la subregión, etc. 

Esto, con espacios de gobernanza subregionales y provinciales que acuerden las prioridades de gestión para el sector rural, orienten planes para conseguir metas y rindan cuentas a la ciudadanía.  

Hasta el momento, la megaminería de metales es reconocida como de interés general nacional debido a las regalías, impuestos y empleos que genera, y a pesar de ser una actividad finita realizada durante algunas décadas, especialmente por multinacionales, con impactos y pasivos a perpetuidad, es de interés internacional dado su lugar en la demanda de minerales estratégicos para la transición energética.