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Área Metropolitana del Valle de San Nicolás ante el riesgo de fragmentación

Por Óscar A. Alfonso R.
Docente Investigador de la Universidad Externado de Colombia. Correo electrónico oscar.alfonso@uexternado.edu.co

“Invierno demográfico” y desequilibrio territorial 

El contexto poblacional global está marcado por el llamado “invierno demográfico”, caracterizado por la convergencia planetaria de las tasas de fecundidad a un nivel tan bajo que obstaculiza la reproducción generacional. A esto se suma el desequilibrio en la ocupación territorial, evidenciado en la pospandemia con el pronunciado declive poblacional que experimentan países, regiones, municipios y localidades, mientras que cada vez menos lugares —entre ellos las grandes aglomeraciones metropolitanas y megalopolitanas— concentran el crecimiento poblacional. El envejecimiento y el vaciamiento poblacionales son sus externalidades, socialmente indeseables. 

Colombia no es la excepción de ese contexto global. Al menos dos terceras partes de los municipios colombianos enfrentan el declive poblacional o se encuentran en riesgo de despoblamiento, mientras que el crecimiento poblacional recae en la tercera parte restante, resaltando en este último grupo las zonas metropolitanas. El departamento de Antioquia es uno de los casos más notables de este desequilibrio, porque desde la erección de Medellín como su capital, la población y sus actividades de soporte se han concentrado allí y en su entorno inmediato, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá. 

Relaciones de metropolización y consulta popular 

La novedad en la ocupación territorial antioqueña es que algunos estudios han detectado incipientes relaciones de metropolización estructural y coyuntural entre varios de los 23 municipios del Oriente antioqueño con la cabecera provincial que es Rionegro, en particular entre los ocho localizados en el Valle de San Nicolás. 

El gobierno departamental y los alcaldes locales elaboraron el proyecto de conformación del área metropolitana y lo sometieron a consideración de las instancias que discuten el ordenamiento territorial en el Senado de la República y en la Cámara de Representantes y, finalmente, de la Registraduría Nacional del Estado Civil, que resolvió convocar a la consulta popular para el próximo 9 de noviembre. Entre los residentes de Oriente y del Valle han surgido dudas que esperan ser esclarecidas por los líderes políticos y gobernantes que han suscrito esta iniciativa. 

Rionegro, a pesar de no ser capital departamental, sí goza de la mejor categorización de acuerdo con los criterios de la Ley 617 del 2000 y, por tanto, operaría como núcleo metropolitano según lo prescribe la ley 1625 de 2013. Este último régimen determina que la Junta Metropolitana será presidida por el alcalde del municipio núcleo, siendo a él a quien le corresponde conformar la terna de candidatos a director del Área Metropolitana. Si la Junta no designa a alguno de ellos, la decisión la toma el alcalde del municipio núcleo de manera autónoma. 

Estas prerrogativas legales al núcleo metropolitano han generado desconfianza desde su promulgación, siendo una de las razones por las que no ha existido unanimidad en el voto favorable a la figura de área metropolitana en varios municipios en los que se ha realizado la consulta popular. Así ocurrió, por ejemplo, con el voto negativo en Chinchiná para el Área Metropolitana Centro Sur de Caldas (2023), y en Palmira, Dagua y Villa Rica para el Área Metropolitana del Suroccidente Colombiano (2024), donde incluso el alcalde de Yumbo no suscribió el proyecto de conformación, por lo que la ciudadanía no participó en la consulta. 

El Área Metropolitana del Valle de San Nicolás antes de la consulta popular 

Supongamos un régimen de propiedad horizontal en el que las decisiones en la junta se toman de acuerdo con el coeficiente de copropiedad. Los residentes de los penthouse tenderán a imponer sus pareceres sobre quienes habitan en las primeras plantas, creando así un ambiente de desconfianza entre los vecinos, lo que obstaculizará la realización de iniciativas y propiciará la conformación de bloques para contrarrestar el desbalance de poder en la toma de decisiones comunales. 

Este ejemplo es una analogía simple que, con todas las salvedades que se puedan argumentar, es útil para ilustrar cómo las prerrogativas otorgadas en el Régimen de Áreas Metropolitanas al alcalde del municipio núcleo no son garantía del desarrollo democrático de escala metropolitana, más aún cuando es a este a quien corresponde en última instancia la toma de decisiones neurálgicas, tales como la adopción del Plan Integral de Desarrollo Metropolitano, el Plan de Inversiones, el Presupuesto Anual de Rentas y Gastos y la formulación del Plan Estratégico Metropolitano de Ordenamiento Territorial, al que los municipios deberán ajustarse. 

Esta posibilidad es falseada por los promotores del Área Metropolitana del Valle de San Nicolás (AMVSN), quienes dan por hecho que todas las decisiones se tomarán en la primera instancia por voto mayoritario de los miembros de la Junta Metropolitana. De manera similar, otras doce inquietudes han sido desestimadas bajo la etiqueta de “mitos” que buscan confundir a la ciudadanía, restando así legitimidad a los argumentos de sectores opositores, entre ellos el Comité Cívico No al AMO. 

Por su parte, la autoridad ambiental CORNARE sostiene que mantendrá sus compromisos en la ampliación de la cobertura boscosa y en las medidas de adaptación y mitigación al cambio climático, desmintiendo así que la creación del AMVSN implique un retroceso en la gestión ambiental. No obstante, para el profesor Mauricio García Villegas, la reducción de fuentes hídricas y cobertura boscosa ya es un hecho, explicado por el incremento inusual de licencias de construcción y urbanización, el “volteo de tierras” impulsado por constructoras y la inacción de la autoridad ambiental. 

De igual forma, Eyner Montoya Gallego considera que el AMVSN es innecesario, pues ya existen esquemas de asociatividad municipal más democráticos. Además, advierte que podría ser perjudicial al arrasar con el medio rural, al destinarlo a otros usos, e incluso al intensificar la fragmentación. 

Confianza/cohesión vs. desconfianza/fragmentación 

La defensa de la autonomía municipal ha aflorado en todo el mundo al momento de plantearse la conformación de un ente administrativo supramunicipal como el área metropolitana. Es decir, esta no es una preocupación exclusiva de los colombianos o en este caso, de los antioqueños. Al estudiar el gobierno metropolitano en las metrópolis globales, Cristhian Lefèvre identifica la existencia de alianzas de fuerzas que se oponen a la escala metropolitana, y cada una de ellas intentará obtener los mejores logros en asuntos cruciales a escala nacional y global, dando origen a la fragmentación. 

De tal análisis cabe preguntarse por las razones por las que los núcleos metropolitanos, erigidos como tales debido a su poderío económico y por la acumulación de capacidades, tienen interés en realizar alianzas con los frágiles municipios de su entorno inmediato. Es a los líderes del AMVSN a los que les corresponde dar la respuesta, y al hacerlo ojalá generen la confianza entre esas fuerzas que, por ahora, no están plenamente convencidas de que exista un proyecto que los cohesione. 

 

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