Un encuentro con la diversidad

Entre el 23 y 25 de mayo de 2023, participé el Foro Mundial para la Paz y la Ayuda Humanitaria, el cual fue realizado en Berlín y congregó a cerca de 150 mujeres constructoras de paz y socorristas humanitarias de 30 países del mundo y de 87 organizaciones, con el objetivo de discutir sobre nuestras prioridades, influir en la agenda global y compartir las experiencias en las cuales hemos participado para la construcción de la paz en sus nuestros países y comunidades, que además han sido apoyadas por el  Fondo de Mujeres para la Paz y la Ayuda Humanitaria –WPHF-. 

Por Colombia participamos 17 mujeres, un par de ellas conocidas para mi, pero todas con experiencias distintas. Entre nosotras estaba Danne, directora de la Fundación “Grupo de Acción y Apoyo para Personas Trans – GAAT”. Fuimos un pequeño grupo, pero representativo de lo que hacemos las mujeres en Colombia como aporte a la paz. 

El Foro Mundial de Mujeres para la Paz y la Acción Humanitaria ha sido un escenario de encuentro con la diversidad, la inclusión, las lenguas, las culturas, el color y la alegría. Allí, en medio de la diversidad, no hubo lugar a las desigualdades, sólo la sororidad y el reconocimiento mutuo. Nos relacionamos desde la reciprocidad como pares, iguales en la diversidad… pudimos apreciar la riqueza y generosidad con la cual las mujeres realizan procesos y acciones desde lo cotidiano y micro, pero también desde lo público y político para construir cultura de paz. De este viaje regresé más convencida de que, mientras los hombres negocian y pactan la paz, las mujeres la construyen cada día en todos los rincones de sus territorios, de forma pacífica y silenciosa. 

Todas estábamos allí porque somos de “la primera línea”, pues de diferentes maneras, nosotras y las instituciones en las que participamos, estamos contribuyendo a la paz liderando múltiples procesos. Aunque no contamos con el mismo posicionamiento político, movilidad de recursos, medios de comunicación y «personalidades» con los que cuentan las mesas de negociación protagonizadas por los hombres, son estas acciones las que le dan sostenibilidad a cualquier proceso de negociación de la paz emprendido en los territorios.  

Pese a esta desigualdad de condiciones y posición, las mujeres propiciamos el ambiente favorable a la paz: apoyamos y participamos en sus negociaciones y trabajamos por los cambios culturales para que esa paz sea sostenible y duradera. 

Tal y como ocurre en Colombia con los procesos de negoaciación entre el Estado y los actores armados ilegales, estas experiencias y sus resultados requieren tener eco, ponerles parlantes y reflectores, logrando así que sus apuestas y acciones resuenen y sean valoradas, apoyadas y financiadas por quienes manifiestan su voluntad de hacerlo y cuentan con los recursos para ello.  

Los distintos momentos, intervenciones, grupos de trabajo y plenarias, nos permitieron abordar temas como el impacto y las estrategias locales de las organizaciones de la sociedad civil (OSC) para aportarle a la paz. Desde la prevención de conflictos y consolidación de la paz, la acción humanitaria, la resolución de conflictos, la protección contra las violencias basadas en género, incluso apuestas como la participación de las mujeres en la recuperación económica. 

En uno de los paneles contamos con Annalena Baerbock, Ministra Federal de Relaciones Exteriores de Alemania, quien actualmente lidera una política exterior feminista. Ella compartió con las mujeres y se dispuso a escuchar sus prioridades y recomendaciones sobre cómo los gobiernos pueden mejorar el apoyo a nuestro trabajo.  En este diálogo, ratificamos que la situación de las mujeres en cualquier rincón del mundo es la misma: sus derechos están retrasados, vulnerados. Están siendo excluidas, discriminadas y con sentimientos de soledad; muchas de ellas en condiciones de precariedad y en contextos frágiles donde convergen multiplicidad de conflictos.   

A pesar de esto, o quizás por estas situaciones, las mujeres en lo individual y en colectivo son una fuerza que busca igualdad en todos los campos, cerrar las brechas y eliminar las violencias. Las mujeres de todo el mundo están en “primera línea” ejerciendo roles de liderazgo, realizando acciones que propenden por la paz, el bienestar de otras y otros, la reconstrucción del tejido social y el reconocimiento de los derechos. Todos estos procesos son, en su mayoría, holísticos y comunitarios, desde el feminismo multiseccional, con visión de largo plazo, centrados en la autogestión y las acciones pacíficas.