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- 28 de noviembre de 2021
Jaime Jaramillo Panesso: Un himno a la paz hecho vida (10 de noviembre 1937 – 21 de noviembre de 2020)
Por Carlos Badel.
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Jaime Jarmaillo Panesso (10 de noviembre 1937- 21 de noviembre de 2020)
Gracias a su polivalencia, quienes tuvieron la oportunidad de cruzar palabras con Jaime, destacan su capacidad para conversar de forma amena sobre un sinfín de temas y su prodigiosa memoria para recordar situaciones en específico; característica que le permitió crear grandes vínculos en su labor como conciliador en diferentes procesos de paz que en los que le aportó inmensamente al país en la solución de sus conflictos.
Jaime Jaramilllo Panesso, fue el primero de cinco hijos en una familia tradicional antioqueña. Su madre, una mujer dedicada a su familia, le enseñó a Jaime el amor por el tango y la literatura. Su padre, un abogado y posteriormente magistrado, sembró en él un gusto indiscutible por el derecho, la disciplina y el respeto. Es aquí, en este ambiente familiar, donde se empezó a forjar su temple, carácter, principios y convicciones.
Un poema a la vida
Del cobre y su mixtura nacerá el bronce para las esculturas en los parques y las cosas pequeñas que necesitan del cobre para que resistan el golpe de los días y la vanidad de los espejos. Fragmento del poema “el cobre y el hierro” de Jaime Jaramillo Panesso.
“Lección de Anatomía”, “Poemas Selectos”, “Diez Poemas Laboriosos” y “Corazón de Ciudad” forman parte de un total de 20 libros que el Dr. Panesso dejó como legado, antes de su fallecimiento el 21 de noviembre de 2020. En estos escritos plasmó de forma poética y recursiva un sinfín de pensamientos que daban constancia de su innegable interés por construir un mejor país y una mejor sociedad.
Cuando el amor por las letras es tan grande, como el profesado por el Dr. Panesso, ni una enfermedad como el Parkinson es limitante para hacer poesía. Pese a ser acompañado por esta condición, Jaime Jaramillo se ingeniaba siempre la manera de plasmar en tinta aquello que su alma le decía. Cuenta su hijo Fidel que, en varias ocasiones, les pedía a él y a su madre que escribieran aquellas palabras que le rondaban la mente, ya que en algunos momentos su condición no le permitía empuñar la pluma.
La poesía fue más que un pasatiempo para él. Se convirtió en una melodía constante, en una manera de compartir los sentimientos y experiencias que le rondaban. Solía regalar, con entusiasmo y sentidas dedicatorias, algunas de sus obras a personas a quienes consideraba necesitaban de aquellas palabras. Al punto que su pasión por la escritura se convirtió en su carta de presentación.
Al mezclar su gusto por la poesía, con su pasión por las melodías profundas del tango, se entiende por qué Jaime Panesso tomaba las estrofas del himno nacional de Colombia como una guía o ejemplo a seguir para lograr un mejor estado.
Cuando servir se convierte en un propósito de vida
Jaime Jaramillo inició su camino profesional en la Universidad Autónoma de Medellín, donde obtuvo el título de abogado. Es allí donde empezó a brindar, sin darse cuenta, su conocimiento y sus consejos para formar mejores personas. Posteriormente se vinculó a la organización como docente de diferentes clases en las que se destacaba su conocida pasión por la literatura, un gran conocimiento de la cultura y hechos históricos.
Ya en 1966 que se le presentó la oportunidad de dar un gran paso en su carrera profesional como cofundador de la Universidad Autónoma Latinoamericana; un centro académico que ha formado a miles de jóvenes. De manera transversal en su vida también se desempeñó como periodista creando columnas en medios de comunicación nacionales como El Colombiano, El Mundo y El Tiempo.
Durante los años 70, Jaime fue concejal de Medellín (1970 – 1974), lo que le permitió dar pasos agigantados en la creación de más y mejores proyectos en pro de muchas comunidades. No es extraño que en 1974 incluso fuera elegido como Representante a la Cámara de Colombia: otro gran hito en su carrera profesional.
La paz se construye con la ciudadanía
Mientras se desempeñaba como director de la campaña “Viva la Ciudadanía”, a principios de la década de los 90, y siendo un fuerte promotor del diálogo, del fortalecimiento de la democracia y la participación de la ciudadanía en la construcción de territorios pacíficos, Jaime Jaramillo Panesso empezó, junto con otros promotores de la paz, a desarrollar a nivel municipal y regional en Antioquia, la creación de organizaciones no gubernamentales que facilitaran el trabajo directo con las comunidades y en especial para potenciar el conocimiento de la nueva Constitución de 1991 mediante procesos pedagógicos.
Aquella fue una época de resurgimiento para el país, el cual atravesaba cambios sustanciales y de gran agitación social entorno a la importancia de una nueva carta de navegación de Colombia. Fue justamente alrededor de esa coyuntura que fue llamado a hacer parte del grupo de socios cofundadores de la Corporación para la Participación Ciudadana –Conciudadanía, en el año 1991. Durante este periodo su actividad en el Oriente Antioqueño, estuvo lleno de grandes aportes. Formó parte del Comité de Impulso a la Provincia. Siendo esta una región duramente afectada por la confrontación armada, uno de sus aportes ampliamente reconocido en la región, fue su Himno de la Convivencia, que se cantaba en las reuniones asamblearias. Fue autor de la letra y su amigo Héctor Ochoa, importante músico antioqueño, le puso música.
Hoy, desde la Asociación de Mujeres del Oriente en su campaña “De relaciones de dominio a relaciones de democracia de género” se viene retomando la difusión de este Himno de la Convivencia entre activistas de todos los municipios.
Un mediador
Durante el gobierno departamental de Álvaro Uribe Vélez (1995 – 1998), el Dr. Panesso formó parte de la Comisión Facilitadora de los procesos de Paz en Antioquia, donde se desempeñó como consejero de Paz y Cultura del Departamento. Esta Comisión estuvo integrada, además, por tres expertos asesores internacionales, entre ellos un Premio Nobel de Paz y dos representantes de la Iglesia Católica de Antioquia: Monseñor Isaías Duarte Cancino y Monseñor
Héctor Fabio Henao. Su principal función fue la búsqueda de acercamientos entre las comunidades y los grupos en conflicto del norte del Urabá.
Es quizás en este punto donde muchos conocieron al Dr. Panesso como el gran humanista y conciliador que todos recuerdan. Abrió y sostuvo innumerables espacios de diálogos con los diferentes bandos del conflicto armado; tanto las víctimas como sus victimarios conocían y respetaban la templanza y el tacto con el cual Jaime afrontaba cada situación en la Comisión Facilitadora de los Procesos de Paz.
Como demócrata, entendió que su prioridad y la de todos los ciudadanos era la búsqueda de la paz y la reconciliación, por lo que también hizo parte de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR), entidad creada en el año 2005 junto con la Ley de Justicia y Paz, para trabajar por la reparación a las víctimas, la cual terminó en 2010.
Y, entre tanto y tanto, se ocupaba de la dirección del Centro de Investigaciones de la Universidad Autónoma Latinoamericana y de la subdirección de Desarrollo Estratégico de la Caja de Compensación Familiar de Antioquia (Comfama).
Durante estos años enfrentó innumerables retos en pro de construir una mejor Colombia. Y es que ser intermediario entre dos puntos de vista o actores de un conflicto, atravesados por un sinfín de sentimientos, no es tarea fácil. Sin embargo, su carisma logró transformar la manera de pensar, tanto de algunos actores armados como de las víctimas del conflicto armado para que trabajasen en pro de la paz.
Sus ejercicios sociales, políticos y democráticos lo hicieron merecedor de muchos reconocimientos, tanto de la comunidad como de organismos sociales, gubernamentales, culturales y académicos que, hasta el día de hoy validan su excepcionalidad. Entre los galardones que le fueron otorgados encontramos: Premio de Periodismo Simón Bolívar (2009) y Premio San Lorenzo de Aná – categoría vida y obra (2015).
Unas palabras de perdón
Gran parte de su vida, la dedicó el Doctor Panesso a apoyar a las víctimas del conflicto armado y, llegado el año 2002, la violencia tocó su vida y pasó a formar parte de ese grupo de personas a los cuales daba su apoyo incondicional. Su Hijo mayor, Fidel, de 41 años, fue asesinado por el Frente 47 de las Farc al mando de alias “Karina”, mientras cumplía tareas propias de su profesión como tecnólogo agrícola al servicio del Banco Agrario, donde supervisaba los préstamos facilitados a los campesinos. Este suceso fue, sin duda, el momento más difícil de su vida: ver cómo esa violencia, a la cual hizo frente de manera pacífica, cobró la vida de uno de sus hijos.
El dolor, la tristeza y demás sentimientos que acompañan la pérdida de un ser querido, fueron protagonistas en aquel momento; sin embargo, los valores, convicciones y el gran corazón de Jaime, lo llevaron a dar un paso que validaría esa empatía que lo caracterizó toda la vida: compartir una carta con la mujer que le arrebató a su hijo.
“El mensaje que mi padre trataba de darle a Karina y a todos los combatientes, era el poder que tenemos cada uno, de quitarle vientos a ese huracán de la violencia y dar nuestra cuota de paz para construir nuestra tierra” explica su segundo hijo, Santiago Jaramillo. El siguiente texto es un fragmento de esa carta:
No es usted responsable de todo lo que hemos sufrido. Usted fue reclutada muy joven y catequizada por las Farc y sus mandos alienadores y no tuvo otra visión de la vida. Las Farc le quitaron a usted la posibilidad de haber tenido una juventud normal y productiva. Debe cobrarles a esos comandantes los años perdidos y la vergüenza de haber sido una criminal. Pero como ciudadano ordinario que soy, aspiro a verla rectificando su mal camino andado y engrosando las filas de la democracia y de la senda de la tricolor bandera que nos cobija a todos los colombianos que respetamos la ley.
Hoy en día Santiago relata que su padre, el Dr. Panesso, en aquel entonces tuvo la sabiduría necesaria para saber que no podía caer en la trampa de la rabia tras el asesinato de su hijo Fidel, pues esta emoción no haría si no desviarlo hacia ese remolino de venganza al cual llevaba años intentando ponerle fin.
Júbilo inmortal
Jaime Jaramillo Panesso nunca detuvo su actividad política, pacifista y por la resolución de los conflictos. Participó de innumerables diálogos, mediaciones y asesorías que contribuyeron a la supresión de la violencia en muchas regiones de Antioquia y del país.
Durante sus últimos años, y en compañía de su familia, Verena morales (esposa) sus hijos Santiago Jaramillo, Juan Fernando, Carlos Mauricio, Xiomara y sus dos perritas Fox Terrier Luna y Arya, disfrutó plácidamente de realizar recorridos por la ciudad de Medellín, mientras cantaba y escuchaba sus tangos y boleros preferidos. Pese a compartir día a día con el Parkinson, Panesso mantuvo el rol de consejero hasta su muerte, tanto en su entorno familiar como con cada amigo o persona que le necesitaba.
Su historia de vida le llevó a quedar inmortalizado en la mente y en los recuerdos de cientos de personas que, gracias a su trabajo, transformaron su dolor y su ira en acciones para construir un mejor país. Sin duda, el más reciente Proceso de Paz en Colombia y los acuerdos firmados en La Habana, también tienen el sello de Jaime Jaramillo Panesso, un himno a la paz hecho vida.
Himno de la Convivencia
Letra: Jaime Jaramillo Panesso
Música: Héctor Ochoa
Si la rosa y la espina conviven
Si conviven la tierra y el mar
Es posible lo mismo entre hermanos
Basta solo querer dialogar.
Los conflictos en nuestra familia
Los problemas en la gran ciudad
Se resuelven al dar la palabra
Respetando el acuerdo final.
Solo en paz crecen los pueblos
Y el amor los consolida
El respeto a los derechos, es garante de la vida.
Ciudadanos de todo el Oriente
Nuestra meta es poder convivir
Es tu amigo el que piensa contigo
Y quien piensa distinto de ti.
***
Jaime Jaramillo Panesso siempre fue y será una guía para Conciudadanía, a lo largo de sus 30 años de impulso a la participación ciudadana en Antioquia. Por ello, hoy queremos expresarle un profundo agradecimiento.
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